Ojos Secos, Llorosos y Pegajosos
Por el Dr. Latif Hamed, MD, FAAO, MBA
Exprofesor Titular de Oftalmología, Facultad de Medicina de la Universidad de Florida
¿Qué pensarías si te dijera que los ojos secos, los ojos llorosos y los ojos pegajosos son distintas manifestaciones del mismo trastorno? ¡Espera! ¿Cómo puede ser lo seco igual que lo húmedo? Como diría Ricky a Lucy en “I Love Lucy”, déjame “esplicarte”.
Los ojos están recubiertos por una película lagrimal muy compleja que contiene numerosos ingredientes en proporciones precisas, incluyendo agua, aceites, proteínas, anticuerpos, enzimas y otras moléculas y sustancias, todo con un pH exacto. Así que, desde el principio, debemos abandonar la idea de que las lágrimas son solo agua.
¿Por qué necesitamos lágrimas?
Las lágrimas recubren y protegen la superficie de una carga muy valiosa. La capa más externa del ojo, la conjuntiva y la superficie de la córnea, están en contacto directo con el ambiente. La córnea no es solo una barrera transparente entre el contenido del ojo y el mundo exterior; es en realidad el más fuerte de los dos lentes naturales que doblan la luz entrante para formar una imagen nítida en la retina. El cristalino (el que se reemplaza durante la cirugía de cataratas) está oculto dentro del ojo y no está expuesto a los elementos, pero la córnea, más vulnerable, sí lo está. Puede secarse, rayarse, infectarse o lesionarse con facilidad. La película lagrimal compleja es necesaria para mantener la córnea lisa y libre de arañazos, así como para combatir gérmenes. Además, los párpados superior e inferior, como limpiaparabrisas, rehumedecen la córnea con cada parpadeo para mantenerla húmeda y clara.
¿De dónde vienen las lágrimas?
Básicamente, hay tres tipos diferentes de glándulas en y alrededor del ojo. La glándula lagrimal en la órbita secreta agua; las glándulas de Meibomio en el borde del párpado secretan aceites; y las células caliciformes en la superficie del ojo aportan proteínas. Diferentes condiciones pueden afectar un tipo de glándula pero no otras, lo que provoca un desequilibrio en la mezcla adecuada de lágrimas. Algunos pacientes con ojos muy llorosos pueden sorprenderse al saber que en realidad tienen síndrome de ojo seco. Esto es muy común. Si las glándulas de aceite y proteínas dejan de funcionar, la glándula acuosa trata de compensar produciendo más agua, lo que resulta en ojos llorosos. La solución no es añadir más agua, sino reponer los aceites y proteínas faltantes.
Por otro lado, los pacientes con síndrome de Sjögren, donde la glándula acuosa no funciona bien, tienen ojos extremadamente secos. Los pacientes con disfunción de las glándulas de aceite o proteínas tienen defensas inmunológicas deterioradas y pueden desarrollar infecciones conjuntivales purulentas. Llorosos, secos o pegajosos, todos estos ojos tienen “síndrome de ojo seco” y pueden ser muy molestos.
En medicina, un diagnóstico preciso es clave para un tratamiento eficaz. Por eso obtenemos una historia clínica, realizamos exámenes físicos, solicitamos pruebas de laboratorio e imágenes, y a veces biopsias. Una vez identificado el problema exacto, el tratamiento puede adaptarse al paciente. Lo contrario es el enfoque tipo “escopeta”, donde se lanzan muchos tratamientos con la esperanza de que algo funcione. Este enfoque ha dominado el tratamiento del ojo seco durante mucho tiempo: es tosco, impreciso y frecuentemente ineficaz. “Tiene ojos secos, use estas gotas y llámeme mañana.” Ya no más. Como decía el viejo comercial: “Has recorrido un largo camino, querida.”
El futuro del ojo seco
El futuro está en adaptar el tratamiento a la causa subyacente. Idealmente, podremos restaurar la función de las glándulas para que suministren sus ingredientes sin depender de gotas lubricantes. La ciencia avanza con colirios como Restasis, Xiidra y Cequa, y hay más en camino. Mientras tanto, podemos intentar reponer las lágrimas faltantes con gotas que restauren tanto la cantidad como la calidad del film lagrimal. Comprender la causa ayuda a seleccionar el suplemento correcto.
¿Y la superficie del ojo?
Para usar una analogía con la piel: puedes aplicarte las mejores cremas, pero si la piel está dañada por el sol, químicos u otros factores, su desempeño será limitado. Lo mismo ocurre con la superficie del ojo. Aunque esté bien lubricada, si está dañada por exposición al sol, polvo, químicos o gérmenes, aparecerán los síntomas del ojo seco independientemente de la lubricación. En otras palabras, ninguna cantidad de gotas mejorará una superficie ocular cicatrizada.
¿Qué se puede hacer?
Recomiendo proteger los ojos de factores nocivos usando gafas de sol y evitando vapores químicos y otras exposiciones dañinas. Hazlo desde joven, y hazlo consistentemente. Empieza ahora.
Consejos caseros y naturales
Existen remedios seguros y casi gratuitos que pueden ayudar. Mantener las pestañas limpias usando champú de bebé puede mantener abiertos los poros de las glándulas de aceite. Evita que el aire acondicionado del coche te sople directamente en los ojos y evita dormir debajo de corrientes de aire. Algunas personas duermen con los ojos entreabiertos sin saberlo; en estos casos, una mascarilla para dormir o ungüento lubricante por la noche puede ayudar. Si usas gotas constantemente sin alivio, menos puede ser más. Considera suspenderlas un par de días o cambiar a gotas sin conservantes, ya que los conservantes pueden empeorar el ojo seco.
¿Por qué usar gotas con conservantes?
Buena pregunta. Respuesta: el costo.
Las gotas sin conservantes son más caras, pero más seguras a largo plazo.
Compresas calientes
Las compresas calientes pueden ayudar: el calor licua el aceite sólido que obstruye los conductos. Un buen método casero es colocar arroz crudo en un calcetín limpio y grueso, calentar en el microondas 30 segundos y aplicar. Este mismo principio se aplica en tratamientos láser que pueden costar miles de dólares.
Precauciones con las lágrimas artificiales
No soy fanático de usar lubricantes artificiales en exceso por tres razones:
Muchos contienen conservantes que pueden irritar más que ayudar.
El uso excesivo puede hacer que tus propias glándulas se vuelvan “perezosas”.
Las lágrimas artificiales diluyen las naturales, que sí contienen sustancias beneficiosas.
El síndrome del ojo seco puede compararse con el dolor crónico. Algunas personas se vuelven dependientes de los analgésicos, lo que trae consecuencias negativas. Depender solo de medicamentos externos sin fomentar el esfuerzo interno de curación no es lo ideal. Tu tarea, querido lector, es aplicar esta lógica al síndrome de ojo seco. Inténtalo. Confío en tu inteligencia.
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